SORPRESAS

Caminaba rumbo a mi casa cuando en la esquina de la calle Gloria me encontré con mi amigo Luis, el amable, altruista y jovial compañero de paseos, parecía triste, frio, distante, con la mirada fija en el vacío, me preocupe pues ese no era él, me detuve y me senté a su lado, esperando encontrarme con su contagiosa sonrisa, pero a cambio ni siquiera recibí su atención, parecía un fantasma de sí mismo.



- ¿Luis? Amigo ¿qué sucede? –


- Esta sociedad Zoe- dijo después de un largo silencio- me decepciona pertenecer a esta gran farsa… Piedad…Zoe… eso es lo que nos falta, he descubierto lo poco poseemos de eso. Estaba leyendo un libro- respiró profundo y pareció calmarse un poco- el autor , en el momento en que leí lo que había escrito sobre el miedo creí que exageraba… me hizo pensar ,tu percepción te puede llevar a creer que no hay razones para temerle, como la muerte por ejemplo, solo hasta que ese momento llegue no se cuanto miedo pueda tenerle,


- ¿crees que en Europa no pasen estas cosas?- le dije intentando bromear, mas aunque se le dibujo una sonrisa, pude notar que tenía un cargado aire de tristeza-Mi tío José-comencé a contarle con la intención de distraerlo- el era periodista, visitó muchos países, conoció a muchas personas, y por ende además de sus baúles, traía muchas historias para contarme, Zoe- me decía- no sabes la foto que he logrado traerte, te sorprenderás, es de un animal que nunca has visto en tu vida- decía con una alegría infantil que no le he visto a nadie más- mira es un búho real, con esos ojos naranjas es imposible que no te sorprendas – visitó la india una vez, mientras conocía la ciudad, se nutría de la cultura y escudriñaba sus tabúes, conoció a una mujer, usando sus palabras- era una mujer hermosa, alta , elegante con una larga cabellera y unos ojos tan negros como la noche - ella vendía amuletos en las cercanías del templo de Visnú en una ciudad de la india con un nombre algo problemático para recordar- le dije sonriente, pues sabía que a veces las sonrisas pueden ser contagiosas - en los ojos de aquella mujer había un extraño contraste de luz y sombra que parecía esconder toda su historia, eso atrajo a mi tío como una mosca a la miel, y decidió que era más rápido para el preguntarle de una vez si podían ir a charlar después de que ella cerrara su puesto, pues descubrió también que su antiguo método de don Juan no le había ayudado ,a él no le pareció Lógico pero fuera o no lo fuera ,ella le llevo envuelto en un pañuelo azul una pequeña y delicada joya que bien podía parecer real, se la regaló y le encomendó la tarea de dársela a la persona más importante para él, al séptimo día del mes de su nacimiento, en el transcurso de la conversación se acercó a la mesa un niño pidiendo las sobras de la comida, ella le sonrió y pidió al dueño de el pequeño restorán que le sirviera otro plato ,se lo dio al niño y luego que pagaron la cuenta salieron de inmediato de ahí, el quiso saber porque y ella le dijo que cuando se alimenta el hambre esta nunca termina de estar satisfecha, le dijo ¡Sonríe, porque no sabes quién necesite contagiarse de esa sonrisa!, … “Hay siempre en el alma humana una pasión por ir a la caza de algo” en mi caso creo que será difícil pero mientras viva no creo que cambie, a raíz de esto ,mi tio descubrió algo nuevo, algo llamado voluntad